Artículo Burning


Publicado 2020-09-24



Burning por Laura Alcántara

Si buscas una película sin un agitado ritmo, sin cambios repentinos sino graduales, que se sienta como leer un libro con piezas por armar y conociendo la vida de una persona con vínculos enigmáticos y misteriosos, Burning es para ti.

Basada en el cuento Barn burning de Haruki Murakami, esta cinta mezcla los géneros de drama, misterio y thriller psicológico. En ella, conocemos la amistad entre Lee Jong-su y Shin Hae-mi, pero la relación cambia cuando Shin Hae-mi, en su viaje a África, conoce a su actual pareja, Ben, un hombre inexpresivo, apuesto y rico.

Burning cuenta su historia entre líneas, invitando a las personas a conectar los puntos que posee de forma implícita. Su ritmo podría sentirse lento, pero todo ello va encaminado para la segunda parte de la cinta, justo después de que se menciona el hábito de Ben de incendiar invernaderos. La tranquilidad del inicio sirve para internar a la audiencia en la vida de Lee Jong-su y cómo su vida se entrelaza con la de Shin Hae-mi, para poder comprenderla. 

Es necesario prestar atención a los detalles que se cuentan al inicio de la película; por ejemplo, el reloj que Lee Jong-su consigue y le regala a Shin Hae-mi. Todo ello sirve para comprender que la historia no deja cabos sueltos, sino que confía en que su audiencia sabrá interpretarlo y conectarlo. Claramente no es necesario apuntar lo que sucede, sino recordar qué aspectos definen a cada personaje.

Es fiel al cuento del escritor japonés, Murakami, excepto en un aspecto: el protagonista. En el cuento es un hombre mayor, casado y es ya escritor. En cambio, en la película es un joven con problemas para encontrar trabajo, tiene a un padre que enfrenta un juicio legal y su vínculo con Hae-mi se inclina más por el romántico. Este desarrollo le da más profundidad al personaje, a sus motivos y una nueva mirada a la historia del cuento. Con él percibimos que esta película se vuelve una interpretación del cuento, adaptándolo a situaciones contemporáneas de Corea del Sur, y da unos pasos más de lo que el cuento insinúa en su trama.

Su fotografía engaña porque muestra la mayor parte del tiempo espacios bien iluminados y más aún cuando vemos a Ben. Ello da la ilusión de que es sólo un drama, pero es con las actuaciones, con los diálogos que se da el toque de thriller psicológico. Aquí la regla de que lo oscuro denota lo maligno se queda a un lado para mostrar que nunca sospecharíamos de las cosas brillantes. Como Ben: es rico, es guapo, es cocinero, viajero y tranquilo, pero de repente brotan detalles que lo vuelven misterioso. 

Cabe destacar que a pesar de que el vínculo más fuerte de Lee Jong-su, nuestro protagonista, es con Shin Hae-mi, en realidad la interacción más relevante es la del primero con Ben. Los sentimientos de celos y envidia son los que marcan la relación entre ambos, la confrontación indirecta que tienen y donde Hae-mi sufre de la tensión. Al ver la película sólo desde la perspectiva de Lee Jong-su, somos testigos de cómo aprecia a Hae-mi, incluso la idealiza, mientras que a Ben, como fruto de la desconfianza y celos, lo demoniza.

La película goza de gran prestigio porque el director no sólo se preocupa de la mentalidad de los personajes, él también hace énfasis en cómo se sienten con cada suceso. Se muestra en la cinta lo que Ben dice acertadamente: buscar hacer aquello que sentimos que nos espera. La fuerza interna que los lleva a tomar acciones.

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